Asepsia y antisepsia: toda la información
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La asepsia engloba una serie de procedimientos destinados a prever la introducción de gérmenes en un objeto, organismo o ambiente. A través de estos procedimientos, se pretende una contaminación por microorganismos reducida. Entre las técnicas asépticas más destacadas se encuentra:
- Esterilización en sus diferentes modalidades: esterilización por vapor de agua, por aire caliente, por óxido de etileno, por vapor de baja temperatura y formaldehído.
- Limpieza y lavado: empleando productos como detergentes o el agua.
- Desinfectantes: de actividad alta contra microbios y esporas, intermedios contra esporas, y bajos contra virus y bacterias determinadas.
- EPIs: utilización de los utensilios y la indumentaria adecuada.
- Protocolos: informar sobre situaciones que pueden provocar el acceso de virus o bacterias y la elaboración de un plan de aislamiento.
Por otro lado, la antisepsia se refiere a aquellos procedimientos que tienen como meta acabar o repeler microorganismos que pueden ser potencialmente infecciosos. El origen de los microorganismos se encuentra en la piel o las mucosas de los humanos. En este contexto, la función de la antisepsia es doble: por un lado, trata de prever que estos gérmenes tengan presencia; y por otro lado, una vez presentes realizan una labor de exterminio de estos. De esta forma, se pretende evitar la infección o el agravamiento de problemas de salud del paciente. Las técnicas antisépticas emplean sustancias químicas como el alcohol, la clorhexidina, el iodo o componentes yodados.
Las técnicas de antisepsia habitualmente se catalogan en tres grandes grupos:
- Degerminación: consistente en la limpieza superficial como puede ser el lavado de manos con jabón.
- Desinfección: utilización de sustancias como el alcohol, para eliminar o disminuir la presencia de los microorganismos.
- Esterilización: a través de la aplicación de calor, radiación, filtraciones o productos químicos se produce una eliminación total de los microorganismos.
Diferencias entre Asepsia y Antisepsia
Para entender la diferencia entre asepsia y antisepsia, es importante comparar ambas técnicas. La asepsia se refiere a procesos para eliminar microorganismos en superficies y objetos, mientras que la antisepsia se encarga de eliminar microorganismos presentes en seres vivos, como la mucosa o la piel.
Ambos conceptos son similares en términos de objetivo, pero se diferencian en la procedencia de los organismos. Además de esta diferencia básica, también se destacan las técnicas utilizadas para reducir o eliminar los microorganismos.
Tanto la asepsia como la antisepsia se aplican en lugares donde la presencia de microorganismos es mayor, como laboratorios, hospitales o negocios de alimentación. Esto se debe al riesgo que representan para la salud de las personas.
La Asepsia y la Antisepsia en la Historia
En el pasado, las intervenciones quirúrgicas se realizaban en condiciones insalubres, lo que llevaba a enfermedades y muertes. Fue gracias a investigadores como Robert Koch que se comenzó a prestar atención a la higiene en los centros hospitalarios y quirófanos.
En la primera mitad del siglo XIX, surgieron las primeras técnicas de asepsia para reducir la presencia de microorganismos perjudiciales. En 1881, Charles Chamberland desarrolló el primer esterilizador del mundo para limpiar utensilios utilizados en operaciones quirúrgicas.
El precursor de la asepsia fue Gustav Adolf Neuber, quien en 1881 fundó la primera clínica que utilizaba asepsia en el tratamiento de los pacientes. Las técnicas empleadas incluían la higienización del entorno quirúrgico, la desinfección de instrumentos y la atención especial a la higiene del personal.
La Asepsia y la Antisepsia en la Actualidad
Hoy en día, la práctica quirúrgica se realiza en condiciones de salubridad e higiene rigurosas. Antes de ingresar a un quirófano, se toman muchas precauciones como lavado de manos, preparación del instrumental y del campo quirúrgico. Organismos como la OMS establecen recomendaciones para garantizar la salubridad en las salas quirúrgicas.
El lavado quirúrgico, ensayos clínicos que consideran aspectos de higiene, y el adecuado embalaje, transporte y almacenamiento de productos y utensilios clínicos son avances en la garantía de la salubridad en los entornos quirúrgicos.
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